LA POBREZA EN LA
LARGA CRISIS DEL PAÍS
por Romero, Luis Alberto ·
Nº 2395 » AGOSTO 2013
La desocupación y la
ausencia del Estado han permitido el desarrollo de un mundo en torno a la
pobreza, con consistencia propia, a partir de los años ‘70.
La pobreza es una lacra
que nos interpela. Un tercio de nuestros compatriotas vive por debajo de esa
línea, y una parte de ellos son indigentes. También constituye un serio
desafío: en el mundo de la pobreza se desarrollan, sin límites ni contenciones,
problemas tan generalizados como el tráfico y consumo de drogas o la
manipulación del sufragio. Además, para muchos la pobreza social no es una
calamidad sino la ocasión de importantes beneficios, y lejos de tratar de
reducirla, prefieren mantenerla.
El mundo de la pobreza es
relativamente nuevo, y muy propio la larga crisis argentina iniciada en la
década de 1970. Hasta entonces la sociedad se había caracterizado por su
homogeneidad y relativa integración, por la ausencia de fracturas profundas y
por una sostenida movilidad ascendente. Absorbió sin grandes inconvenientes a los inmigrantes
europeos a fines del siglo XIX y a los provenientes de los países limítrofes,
desde mediados del siglo XX, así como a los migrantes internos desde 1930.
En aquel país hubo empleo
para casi todos, así como oportunidades para mejorar y ascender, con seguridad
concretadas en los hijos o en los nietos. El sistema educativo y el de salud
–dos grandes creaciones de un Estado potente– fueron instrumento principal para
esa integración, al igual que las políticas sociales de la segunda posguerra.
No faltaron conflictos, pero una parte de ellos –quizá los más enconados–
tuvieron que ver precisamente con la acelerada integración de nuevos
contingentes, que querían participar de beneficios antes reservados a grupos
más reducidos. Otros conflictos, más duros, provenían de la capacidad de los
distintos grupos para defender sus intereses ante el Estado y presionarlo para
arrancarle franquicias y subsidios. Precisamente en el Estado comenzó la larga
crisis en que vivimos. Sobrecargado de demandas al comienzo de los años
setenta, fue objeto de una sistemática jibarización, que inició la dictadura
militar, y que se prolonga hasta hoy.
Desde 1976, y al compás
del achicamiento del Estado, la
Argentina experimentó un giro copernicano que modificó el
perfil de su sociedad. La reducción de subsidios y la apertura económica
desencadenaron el desempleo industrial, inicialmente compensado con la obra
pública. En los noventa se agregó la privatización de empresas estatales, que
agregó otra masa de desocupados. El país, abierto a los ciclos financieros
internacionales, experimentó alternativamente breves períodos de euforia y
duras crisis, como en 1989 y 2001, que fueron dejando un tendal adicional de
gente empobrecida o quebrada. La antigua sociedad integrada y móvil se
escindió. Hubo ganadores –no pocos– y perdedores. A los primeros se los vio en
los countries y en los shoppings, y disfrutaron servicios privados de
educación, salud y seguridad. Los segundos fueron sumándose al mundo de los
pobres.
La socióloga María del
Carmen Feijóo trazó hacia 2000 un cuadro del complejo mundo de los pobres en el
Gran Buenos Aires. Donde había grandes fábricas o pequeños talleres aparecieron
los hipermercados y los quioscos. Quienes se quedaron sin vivienda ocuparon
tierras fiscales, con frecuencia inhabitables, donde instalaron nuevos
asentamientos. Quienes cobraron buenos despidos encontraron en el taxi o en el
quiosco una alternativa transitoria. Trabajadores desocupados y nuevos
migrantes se mezclaron con talleristas o pequeños comerciantes arruinados, así
como empleados, docentes o profesionales. La deserción del Estado completó el
panorama de desolación. Acosado por un déficit insoluble, redujo las
jubilaciones, desatendió sus hospitales, utilizó sus escuelas para dar de
comer, y toleró las prácticas corruptas de sus fuerzas de seguridad.
Desde 2003, la soja trajo
alivio a la economía y al fisco, y el Estado recuperó capacidad de acción. La
reactivación económica mejoró el empleo y el gobierno volcó una masa importante
de subsidios a los pobres. Pero fue insuficiente: la desocupación fue
remplazada por empleo informal, en condiciones muy duras, y los subsidios
siguieron el modelo focalizado instaurado en los noventa. El Estado podía
apagar incendios pero era incapaz de restablecer las políticas universales.
El mundo de la pobreza,
constituido a partir de la desocupación y el retiro del Estado, ha llegado a
tener una consistencia propia: formas de vida, valores y cultura singulares y
consolidados, que son impermeables a los tibios estímulos estatales. Jorge
Ossona ha dibujado un cuadro sugestivo de la nueva sociedad de los pobres. La
sociabilidad y la cooperación se desarrollan densamente en torno de comedores y
cooperativas, grupos parroquiales o evangélicos, centros culturales, clubes de
fútbol, o simplemente barras juveniles; también están las organizaciones
piqueteras. En torno de estas instituciones la sociedad procura subsistir,
sobre la base de la solidaridad y la organización, y también la jefatura. El jefe sobresale por
su fuerza –los llamados “poronga” –, por su habilidad y sobre todo por su
capacidad para imponer orden y una cierta legalidad, y para asegurar la
subsistencia del grupo. Los ajenos los
llaman “referentes”.
Los viejos valores de la
sociedad integrada están trastocados. Hay quienes los mantienen, o se aferran a
ellos como signo de una respetabilidad desgarrada, pero para muchos la
educación o el trabajo estable han dejado de tener sentido. Los pocos que lograron
salir de ese mundo no lo hicieron estudiando sino por otras vías, como el
fútbol. Lo lícito y lo ilícito, frecuentemente confundidos en un país “al
margen de la ley”, al decir de Carlos Nino, se entrelazan estrechamente entre
los jóvenes, que pueden alternar, como mostró el sociólogo Gabriel Kessler, un
trabajo informal, un pequeño delito y un interludio de vagancia, cerveza y
paco. Asociados, conforman barras más organizadas, como las que se forman en
torno de los clubes de fútbol. El delito organizado –como el robo de autos o la
piratería del asfalto– suelen encontrar allí complicidad y refugio, sobre todo
si también están implicados los agentes del orden y la ley, los policías, que
suelen ser parte de esa legalidad gris.
En 2001 este mundo se
hizo visible. Fueron los piqueteros, los cartoneros y los que hicieron su
vivienda en calles y plazas. Los piqueteros popularizaron una forma de
visibilidad –los cortes de calles y rutas– que además servía para presionar al
Estado. Las dádivas estatales, bajo la forma de subsidios, servían para sofocar
transitoriamente los focos de conflictividad. Los subsidios aumentaron con la
bonanza reciente, pero el mundo de la pobreza ya está consolidado. En parte,
porque muchos han encontrado la forma de obtener allí beneficios importantes,
incluyendo a agentes del Estado y gobernantes.
El emporio comercial de La Salada –que se reproduce en
otras partes– remite no sólo a un voluminoso comercio al margen de los
impuestos sino al empleo de mano de obra informal, frecuentemente sometida a
las duras condiciones del “trabajo esclavo”. Son pobres que producen para el
consumo de otros pobres, nutriendo a la vez cajas políticas o personales. El tráfico de drogas ha encontrado también
allí un ámbito para consolidarse y crecer: hay lugares inaccesibles, que se
usan para montar cocinas; los jóvenes pueden integrar las redes de
comercialización y a la vez el mercado de consumo del destructivo paco.
Los pobres también son
hoy una pieza central de la política. Las organizaciones partidarias han
adecuado sus estructuras a la pobreza. Las de origen peronista lo han hecho con
notable eficacia, imbricando el aparato administrativo con las redes que
articulan la sociedad pobre. Del intendente de un partido del conurbano depende
una cadena de intermediarios en cuyos
extremos están los “punteros”, que en cada rincón establecen relaciones con los
“referentes” sociales. En esos circuitos íntimos circulan recursos o favores
del Estado –pequeñas franquicias, planes asistenciales, empleos ínfimos, alimentos–
y se recibe a cambio una solidaridad política imprecisa y amplia, que en
tiempos electorales se traduce en votos, negociados en “paquetes”. Por ese
camino, los recursos del Estado con los que el gobierno hace política se
transforman en los votos necesarios para su legitimación.
¿Qué hacer con los
pobres? ¿Cómo reabsorber este mundo de la pobreza y recuperar la sociedad
integrada que supimos tener? La tarea implicará una batalla, seguramente muy
dura, contra todos los que viven de los pobres. Y sin embargo, es la gran tarea
de cualquier gobierno que, desde 2015, se proponga volver a una Argentina
normal. Modificar esta situación requiere la concentración de recursos
estatales y la organización de todo lo que pueda aportar la sociedad a través
de sus organizaciones voluntarias. Requiere restablecer las políticas
universales, robustecer la ley y asegurar el empleo. Requiere, sobre todo,
reconstruir la organización estatal, que es la herramienta con que los
gobiernos operan y con la que la sociedad establece y desarrolla
emprendimientos de largo aliento. No es fácil, pero como suele decirse, las
cosas fáciles ya están hechas.
10
comentarios to “La pobreza en la larga crisis del país”
1.
Jorge Gonzalez Parejas dice:
Interesante trabajo sociológico.
Lo duro de aceptar es que existe, es real, esta en nuestras grandes ciudades y
se afirma en la falta de trabajo, de la cultura del trabajo, de la preparación
al trabajo. Quizás falto la influencia de los medios masivos en crear
espejismos, caminos errados, sendas oscuras, e impotencia por si para superar
este estadio. La pobreza es la mirada de mi semejante visto desde mi situación
personal superior. Falta la actitud y el compromiso de una respuesta social
humana. Hermana. Solidaria. Y la ausencia de un estado que no tiene otro camino
que el asistencialismo, que sirve para paliar hambres atrasadas y para comprometer
voluntades al “dadivoso” del partido gobernante. Se necesita un cambio
político, cultural y humanitario. Apoyo todo lo que ayude a clarificar el tema,
como este trabajo.- ,
2.
Luis Alejandro Rizzi dice:
Me parece muy lineal el
análisis de Romero.
Es cierto que hasta 1970 se podía hablar de pleno empleo pero habría que
analizar la calidad de ese “pleno empleo”. El estado, como ocurre hoy día,
absorbía empleo al punto tal que el sobreempleo de las empresas del estado,
sumado a tarifas “políticas comenzó a generar endeudamiento para poder
financiar sus gastos dado que los ingresos de esas empresas resultaban insuficientes.
Ello también conspiraba contra su modernización, caso típico la empresa de
ferrocarriles del estado. Otro ejemplo fue AEROLINEAS ARGENTINAS que en 1983
tenía casi diez mil empleados para una flota de alrededor de 40 aeronaves y
para justificar ese sobreempleo los convenios colectivos establecían dotaciones
que superaban los parámetros de normalidad para la época. Ejemplo los 747-200
necesitaban 17 tripulantes de cabina, atención al pax, cuando en general otras
empresas solo llevaban entre 13 y 15.
El sobre empleo por una parte y las tarifas políticas, como se llamaban en ese
entonces, fueron generando el deterioro no solo de las empresas del estado sino
de la calidad del empleo en general ya que muchas actividades industriales solo
eran viables por la existencia de barreras aduaneras que las protegían, de allí
el atraso y la baja productividad que nos hacia incompetentes en los mercados
internacionales.
Finalmente se recurrió al endeudamiento para financiar gasto, durante el
gobierno militar iniciado en 1976 y luego durante la segunda mitad de la década
del 90.
Los primeros años del gobierno del Dr. MENEM
permitieron restablecer niveles de calidad en las ex empresas del estado y en
general el régimen de convertibilidad generó un marco de relativa certeza que
hizo que el país se reequipara rápidamente aunque la capacidad instalada fue
incapaz de reabsorber empleo, lo que ocurrió durante los primeros años del
gobierno de Kirchner que aprovechó esa “abundancia”. Es obvio que en esos años,
los primeros de la década del 90 el estado no contempló el fenómeno de la
desocupación, fruto o consecuencia de una transformación modernizadora, allí se
alimento un sector informal que hoy llega según los expertos al 35/40% de la
economía formal. La legislación laboral y fiscal tiene parte de responsabilidad
ya que no hay regímenes especiales para pymes o mejor dicho pequeños
emprendimientos que generan trabajo en los que el “patrón” labora a la par de
sus empleados. Esos emprendimientos, muchos gastronómicos, pequeños talleres,
talleres mecánicos de barrio etc, tienen las mismas obligaciones que las
grandes empresas tales como Ford, Peugeot, Techint o YPF (sea YPF Repsol o
CHEVRON…)
Esos pequeños emprendimientos
deben servir para que sus empleados obtengan un trabajo, lo que de por si es
digno, aunque sea en “negro” y a partir de allí continúen su camino de
perfeccionamiento y esfuerzo, es decir que mejor su educación o cuando menos su
formación profesional. Como dice la nota al final lo fácil ya se hizo, el
populismo, y lo complicado se hizo mal, los primeros años del Dr. Menem y así
estamos
Para mi la clave es la poca o nula calidad de las decisiones de la dirigencia
política y eso demuestra enormes fallas en nuestro sistema educativo. Diría las
decisiones son los frutos de la educación recibida, por enseñan los evangelios
“…los conocerás por sus frutos…”
3.
Ljudmila Hribar dice:
Jorge estoy de acuerdo en todo.
Un buen trabajo explicado con sencillez y maestría, para hacérselo leer a
cualquiera que no puede entender que ocurrió en la Argentina. Solo agregaría
que la influencia masiva de los medios existe también en otras partes del mundo
que no se han degradado o denigrado tanto como la Argentina (al menos no
es tan visible). Donde esta pues el problema real? Es solo el Estado (este u
otros anteriores) el culpable o tambien llevamos parte de culpa los ciudadanos
que no nos dimos o no quisimos darnos cuenta de esta jibarización de la cual se
nos va a hacer cuesta arriba liberarnos?
4.
Martín Lagos dice:
La sociedad y la economía que
surgieron después de 1970 se gestó en las décadas anteriores (1930 y
especialmente 1940 y 50). El excesivo proteccionismo, el absurdo sesgo
anti-exportador y la inflación como fenómeno endémico en esas décadas, explican
que el crecimiento del empleo se hiciera sobre bases muy débiles: estatales y
empresas protegidas no exportadoras. Lo que vino después de 1970 fueron
intentos de corregir esas distorsiones que - por mal hechos - provocaron lo que
está muy bien descipto en el artículo. Pero la raíz de fondo estaba antes, en
la manera como la Argentina,
en vez de buscar exportar (como hicieron Italia, España y todos los países de
Asia), solo se concentró en sustituir exportaciones a cualquier precio.
5.
Gabriel dice:
EL ARTICULO HACE UN DIAGNÓSTICO
ERRÓNEO CON DATOS REALES. Comienza diciendo: “La desocupación y la ausencia del
Estado han permitido el desarrollo de un mundo en torno a la pobreza”.
¿Ausencia del Estado? Un Estado que se lleva el 50% del PBI, que exprime a los
contribuyentes como no lo hacen siquiera los países escandinavos, que sostiene
a 7 de cada 10 jefes de hogar (entre planes, cooperativas subsidiadas y
empleados públicos sólo un 30% de la Población es un empleado privado en blanco -ver
INFORME IDESA). Un estado que hoy se encarga de todo: dar de comer a los hijos,
de subsidiar embarazos precoces e irresponsables, del fútbol gratis, de
recitales pagos, de hacer volar aviones a pérdida, de mantener Provincias
inviables a costa de las productivas gobernadas por funcionarios millonarios
votados por miles que prefieren un puesto en la municipalidad a criar un chivo
en el campo… ¿A eso le llamamos ausencia del Estado? CON EL ESTADO PASA COMO
CON LA DROGA…
LLEGA UN MOMENTO EN QUE EL ADICTO CALMA LOS MALES QUE LE PROVOCA, CON MAS
DROGA… Estamos “adictos” de Estado y a más estado necesitaremos solo “mas
estado”.
6.
Francisco Jorge DARDAN dice:
En nuestro país, la República Argentina,
no fue ni es la AUSENCIA
DEL ESTADO sino su presencia activa, la principal generadora
de pobreza.- Desde hace mas de 100 años y hasta la fecha nuestro Estado produjo
ENDEUDAMIENTOS siderales e INFLACIONES descomunales (al punto que llevamos ya
no menos de cinco cambios de moneda, sin contar las cuasi monedas).-
La INFLACIÓN esa
gran destructora de valores espirituales y de bienes tangibles e intangibles.-
Y por que no referirnos a las
sempiternas CONFISCACIONES y EXPROPIACIONES de bienes de toda laya siempre a
cargo de nuestro Estado, Nacional y Provincial.-
Y la ausencia de políticas
prácticas y concretas que tiendan a la generación de trabajo real y digno
dirigido a la producción de bienes tangibles (ya probados en otros países que
en su momento tuvieron problemas como el nuestro y aún más graves)
Y la abundancia de políticas
erradas, erráticas y torpes, con abundancia de maquillaje a fin de no encarar
problemas concretos?
En definitiva LA DESOCUPACIÓN es una
resultante de esas gestiones.- Considero un tanto caprichosa la división del
fenómeno económico entre antes y después de la década de 1970.-
Ya durante el gobierno de H.
Yrigoyen se procedió a congelar los arrendamientos urbanos (P.ej.).-
Que pretenden de un país y una
economía que:
a partir del año 1900 y hasta
ahora no efectuó una auténtica revolución industrial (cuando el primer mundo
estaba en ella desde el año 1.800) a partir del año 1950 no entró en la
revolución tecnológica
que hasta el día de la fecha sus exportaciones se componen de mas de un 60% de
comodities (mas o menos como Guatemala) que suplió todo lo precedentemente
expuesto con: endeudamientos emisiones de dinero y valores de todo tipo empleo
público confiscaciones y expropiaciones
Pregúntense porque hay tantos
abogados, sociólogos y psicólogos y tan pocos ingenieros?
Por favor No es tan difícil!! Pueden,
si quieren imitar a: Rusia, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Alemania,
Inglaterra, Japón, etc. No les parece que estamos imitando a: Cuba, Paraguay,
Venezuela, Perú, Bolivia, etc..-Atentamente.-
Quiero ir a lo concreto, como
nos pide Francisco: no me interesa nada preguntarme “¿Qué hacer con los
pobres?”… recién a partir del 2015!!!
Es verdad que en 1976 comienza
un ciclo neoliberal que destruye la sociedad Argentina. Es verdad que a partir
de ahí el Estado desaparece y cede el control del país, con todos sus recursos
y empresas, a corporaciones extranjeras en su mayoría. Es verdad que hubo
grandes ganadores y millones de perdedores.
No es verdad que los problemas
de la década del 90 se originan en los “ciclos financieros internacionales” ni
que la soja sea “la causa” de la recuperación del Estado. Esta clase de
simplificaciones/ficciones ignoran las muchas acciones concretas que se
realizaron desde toda la sociedad y el Estado para lograr reducir la
desocupación y la pobreza.
La pobreza y la vida en
asentamientos y villas en Argentina están bien estudiadas y descriptas en
detalle. Quizás el autor más interesante, especialmente por la forma en que
analiza la relación con la política y sus estructuras, es JAVIER AUYERO. Pero
nada sustituye el mirar y tocar que pide Francisco.
Además se relaciona la pobreza
con el delito y la vagancia, una falacia cruel. Como dice el padre Pepe Di
Paola en la revista de La
Nación “El villero es trabajador y ése es un dato objetivo:
cualquier persona se puede parar en la salida de la villa a las 5 y va a ver
desfilar gente, gente y gente; hombres que van a trabajar a la obra y mujeres
que van a trabajar de personal doméstico a los demás barrios.” Porque ahora
tiene trabajo.
La discusión de fondo hoy, en
Argentina y muy buena parte del mundo, es decidir cuál es el papel del Estado.
O funciona como un órgano al servicio de las corporaciones globales o como un
organizador social que juega a favor de los habitantes.
Lo que genera reacciones violentas
en aquellos que reclaman precisamente “diálogo y acuerdo” es que el poder
político del gobierno se construye a partir de las mayorías de menores
ingresos. Pero no es verdad que los resultados electorales de este gobierno se
logren mediante “dádivas” y clientelismo, ni que sean mérito de los punteros ni
mucho menos aún de turbias relaciones con porongas villeros, palabra tumbera
que nada tiene que hacer en el artículo, salvo buscar impacto pasando por
“realista”. También se la puede encontrar en artículos del mismo autor en
Clarín, del mismo tenor que este.
Por eso, guste o no, las
corporaciones ya no controlan completamente el Estado que así es “imprevisible”
para ellas y eso es intolerable, no están acostumbradas a tener “límites”. La
famosa frase de “las 4 tapas” no funciona!
Para que los medios llamen al
gobierno autoritario o lo acusen de prebendario hay un solo motivo: ahora el
gobierno puede enfrentarlos y a veces lo hace. Antes ni se le ocurría, nos
decía que era “imposible hacer otra cosa” que lo que les ordenaban, como
reducir salarios y jubilaciones… Por favor revisar las tapas de diarios de los
últimos meses de De la Rua!
Respecto de las “dádivas”,
veamos los dos programas más importantes económicamente.
La Asignación Universal por
Hijo es el medio más importante y menos clientelista de resolver problemas
serios. No es solo plata, además hay contraprestaciones de educación y salud,
que se van incorporando a la vida. Es algo fundamental la capacidad que les da
a las mujeres tener un ingreso previsible. Esto las ordena y les da la
oportunidad de planificar, algo impensable cuando solamente se hacen changas
ocasionales. Esta valorización de los menores y de las mujeres tiene un enorme
impacto social positivo. Cuidan a los jóvenes!
La moratoria de aportes para
jubilaciones tampoco tiene nada de clientelista, y sin duda sería fantástico
que todos cobraran el famoso 82%, pero las incorporaciones y sus sólidas
actualizaciones les cambiaron la vida a millones de personas mayores. Cuidan a
los viejos!
Yo he comentado anteriormente
que Criterio no ha mencionado nunca la
AUH desde su puesta en vigencia el 1 de Noviembre de 2009. No
ha analizado sus alcances, beneficios y/o inconvenientes, ni su influencia en
educación, salud y pobreza. Tampoco, a pesar de haber abierto un debate sobre
el aborto, ha dicho nada sobre la extensión de la asignación a las mujeres
embarazadas, ni de la ayuda y protección que representa para ellas. Ni ha
analizado la incorporación de jubilados y las mejoras en sus prestaciones.
La revista, sus articulistas y
editores no los consideran temas de análisis ni de interés para sus lectores.
Todos sus reclamos sobre la pobreza, la desnutrición y el aborto ahí se quedan,
en declamaciones contra este gobierno y nada más.
Sería muy bueno que una revista
católica tomara en cuenta las palabras de Francisco: “El único modo de que una
persona, una familia, una sociedad, crezca; la única manera de que la vida de
los pueblos avance, es la cultura del encuentro, una cultura en la que todo el
mundo tiene algo bueno que aportar, y todos pueden recibir algo bueno en
cambio. El otro siempre tiene algo que darme cuando sabemos acercarnos a él con
actitud abierta y disponible, sin prejuicios. Esta actitud abierta, disponible
y sin prejuicios, yo la definiría como humildad social que es la que favorece
el diálogo.” Algo que no puede ni debe esperar al 2015 y que este artículo no
favorece.
Hasta hace un tiempo, la Fundación Criterio
definía como su misión “ser instrumento de diálogo y reflexión”. Actualmente
esto ya no aparece en la página, pero la vitalidad de un medio se vincula
directamente con su capacidad de generar debate, de promover el intercambio de
opiniones, y esto también depende de nosotros, los lectores. Yo quisiera que
asumamos esta responsabilidad y dialoguemos, que hagamos lío como nos pide
Francisco.
8.
Agustin Colonna dice:
Me refiero a este párrafo.
“Desde 1976, y al compás del
achicamiento del Estado, la
Argentina experimentó un giro copernicano que modificó el
perfil de su sociedad. La reducción de subsidios y la apertura económica
desencadenaron el desempleo industrial, inicialmente compensado con la obra
pública. En los noventa se agregó la privatización de empresas estatales, que
agregó otra masa de desocupados.”
Comentario:
Relacionar el achicamiento del Estado con el aumento de l a pobreza es no tener
en cuenta que el Estado argentino es el gran Gastador con Corrupción y No
Productor de riqueza. Lo que debe hacer es generar un marco jurídico y de
infraestructura que traiga confianza y promueva inversiones, y mejore la
competitividad. La apertura económica ha sido la clave de muchas economías
exitosas.
La corrupción mata, entre otras
cosas, por hambre, frío y drogas a los pobres.
Eliminarla implica una
modificación del Estado hacia sus obligaciones básicas : seguridad jurídica y
física , salud y educación publicas e infraestructura
9.
Rodolfo Maurino dice:
El análisis del profesor Luis
A. Romero no admite objeciones por su certeza. Es necesario reconocer su
esfuerzo en lograr la verdad histórica. Siguiendo las recomendaciones de
Santana sobre la historia, una vez que políticamente nos impregnemos de la
misma y elaboremos el merecido planteo, en manos de un gobierno capaz, podrían
surgir diversas propuestas encaminadas correctamente. Desde mi punto de vista,
deberíamos retornar a privilegiar la cultura del trabajo, despojando todos los
tributos parásitos que actúan sobre el salario, de modo de ir reduciendo la
ingente cantidad de trabajadores marginales. Los métodos coercitivos tradicionales
han demostrado no lograr su propósito, de tal manera que prevalece innovar.
Existen modelos para seguir. El ordenamiento de ciertos tributos se impone como
esencial.
10.
Rodolfo Maurino dice:
No se puede interpretar la
frase “ausencia del Estado” expresada por el autor de manera literal, partir
desde ese supuesto para la crítica, nos lleva a una falsa analogía solo por el
hecho que el Estado está realmente de manera omnipresente, de modo que la
“ausencia del Estado” significa tan solo que el Estado estuvo inoperante, que
le faltó efectividad con las decisiones que se tomaron sobre la materia, la
ausencia significa que hubo fracaso porque con las débiles e inacertadas
medidas no se pudo revertir la tendencia. Antes de opinar sobre un escrito,
deberíamos sintetizar la idea del autor que es amplia y sobre esa síntesis
avanzar hacia el futuro, porque en caso contrario terminamos yéndonos por los
cerros de Úbeda.
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PARA MÍ ES UN CONCEPTO ACABADAMENTE
REALISTA ¿QUE ES UNA
DESCRIPCION LINEAL?
---------EXPRESAR LA VERDAD DE LOS HECHOS, SIN
ADITAMENTOS DE CIFRAS AISLADAS, SIN UN MARCO CONTEXTUAL QUE CONTENGA TODA LA ECONOMÍA Y SU
DESARROLLO EN UN DETERMINADO MOMENTO HISTÓRICO TODO LO CUAL PROBABLEMENTE
LLEVARÍA UN LIBRO EXPONERLO?
ACASO EL ECONOMISTA CAVALLO NO
PREGONABA LA ERA DE
LOS SERVICIOS EN LUGAR DE LA
PRODUCCIÓN Y LOS GOBIERNOS POSTERIORES NO SE ENCARGARON DE
PROFUNDIZAR ESAS CRISIS?